Hernia Umbilical en cachorros: síntomas y tratamiento
Por: Equipo Edupet Santiago
Si nuestro cachorro tiene un bulto en el vientre justo donde debería estar el ombligo, lo más probable es que tenga una hernia umbilical. Es una protuberancia que se encuentra en el lugar donde antes estuvo el cordón umbilical.
¿Qué es?
Es la salida al exterior del contenido interno (grasa o parte del intestino) por fuera de la musculatura del abdomen, quedando entre el músculo y la piel. Esta salida se produce a través de una lesión o debilidad en la pared donde antes se encontraba la abertura del ombligo.
¿Cómo se produce esta hernia?
Al nacer, la madre corta con los dientes el cordón umbilical, dejando un trozo que se secará y aproximadamente dentro de una semana, se caerá. Por dentro, el lugar ocupado por el cordón también se cierra. Cuando la apertura umbilical no se cierra rápido o lo hace de forma defectuosa, queda una apertura en el vientre del cachorro que comunica con la cavidad abdominal y es lo que se conoce como “hernia umbilical”. Según el tamaño de la apertura, pueden herniarse diferentes estructuras del abdomen del cachorro: grasa, asas intestinales, etc. Lo más habitual es que se hernie algo de grasa, no dando mayores problemas en el futuro.
Síntomas de una hernia umbilical en los cachorros:
1 - Lo más común es que los cachorros se hernien en su nacimiento, y por ello, suelen diagnosticarse durante los primeros meses de vida.
2 - El signo más claro de que un cachorro tiene una hernia umbilical es la presencia de un pequeño bulto en su vientre, en la zona media. Este bulto es suave al tacto e incluso a veces permite introducirse en el cuerpo al presionar suavemente con un dedo. Al palpar el pequeño bulto, es posible que se genere un poco de dolor en el cachorro.
3 - Las hernias umbilicales suelen ser de pequeño tamaño, y cuando el perro crece, tienden a reducir o corregirse solas, sin que se necesite ninguna intervención. Esto sucede durante los primeros 6 meses de vida.
4 - Si la hernia es muy grande o compromete la salud de nuestro perro, es necesaria una intervención. Si la hernia no reviste gravedad ni urgencia, se podrá corregir al mismo tiempo que realizamos la cirugía de esterilización.
Una hernia umbilical necesitará siempre un examen veterinario:
Primero, para asegurar que se trata de una hernia, y segundo, para determinar si requiere intervención o no. Es importante que lo llevemos a la clínica para que el médico evalúe la gravedad de la hernia, sobre todo si nuestro cachorro tiene fiebre, se queja mucho del bulto, vomita cuando come o no tiene apetito, o la hernia está hinchada. Es esencial prestar atención a estas manifestaciones y acudir urgentemente al veterinario si aparecen, pues indican que la hernia puede estar estrangulada, lo que es sumamente grave y puede resultar fatal.
Tratamiento de una hernia umbilical en perros:
Cada caso es distinto y la evaluación por parte del veterinario será la única manera de determinar el procedimiento adecuado. El tratamiento de una hernia umbilical en cachorros varía principalmente en función de la gravedad de ésta y de la edad el animal.
Si la hernia es de tamaño pequeño y no compromete ningún órgano: si se trata de un cachorro, lo indicado es esperar hasta que cumpla unos 6 meses para ver si se reduce sola. Si esto no ocurre, será necesario realizar una nueva evaluación. Este tipo de hernias son las más comunes en cachorros y suelen contener solamente grasa.
Si la hernia es de tamaño grande, no reviste gravedad y el cachorro tiene más de 6 meses: no sería necesario realizar cirugía, salvo por factores estéticos. Sin embargo, es necesario controlarla periódicamente. Si vamos a esterilizar a nuestro perro, se aprovecha la misma intervención y se corrige la hernia.
En caso de hernias más grandes y/o que comprometan la salud de nuestro perro: es necesario realizar una intervención quirúrgica. Este procedimiento consiste en reintroducir el tejido hacia la cavidad abdominal y suturar la musculatura y el anillo de la hernia, para evitar que vuelva a producirse. Usualmente se trata de una intervención sencilla, e incluso también se puede aprovechar para esterilizar al cachorro al mismo tiempo. Ahora, si se encuentra implicado algún órgano, la operación será más compleja y se vuelve estrictamente necesaria, ya que si se llega a producir estrangulación, el órgano quedará sin irrigación sanguínea y provocará necrosis, suponiendo un grave riesgo para la vida de nuestro perro. Incluso puede ser necesario extirpar el órgano afectado.